La salida es rendirnos

Por allá, a finales de la década de los 60, uno de mis profesores en bachillerato, nos recreaba un escenario imaginario de una guerra entre la entonces Unión Soviética (U.R.S.S.) y la nación China. En esa supuesta guerra, sostenía mi profesor, a China le bastaría enviar, en calidad de refugiados de guerra, a centenares de miles de personas, a diario, desarmadas, caminando a través de la frontera a pedir el mencionado refugio. Tomando en cuenta que, para ese entonces, el número de habitantes de la nación amarilla estaba cerca o ya superaba los mil millones de habitantes, el número de refugiados, en muy pocos días, harían colapsar hasta la economía soviética, ya que ese país tendría la obligación de proteger, alimentar y darle albergue a centenares de miles de personas llegadas a su territorio de un día a otro. De esta manera China ganaría la guerra, sin disparar un solo tiro.



¿Captaron la idea?



Cobran, para mi, sentido lógico las palabras de Cristo y la de tantos otros profetas de muchas religiones: “No resistáis al mal” y “Ofreced la otra mejilla”, entre otras máximas.


Recordando la sabiduría oriental, he leído en múltiples ocasiones que el hombre debe comportarse como lo hace el bambú frente al viento, dejándose llevar por éste, sin ofrecerle resistencia, de tal forma que nunca podrá ser arrancado de sus raíces, por muy huracanado que el viento sea, manteniendo su extraordinaria flexibilidad y fortaleza.


Creo que me van comprendiendo.


Dicho lo anterior y frente al conjunto de leyes dictatoriales comunistas e inconstitucionales, estoy convencido que la salida que nos queda es “Rendirnos” frente al poder.


¿Cómo es esto? Me preguntarán. La respuesta es sencilla. Debemos manifestarle al régimen que no estamos dispuestos a cumplir con ninguna de las leyes aprobadas, ni obedecer ninguna imposición dictatorial y, por lo tanto, salir todos a la calle a "rendirnos", a pedir la protección del estado, a solicitar que todos seamos detenidos preventivamente para evitar que, estando libres, podamos infringir las leyes recién aprobadas e impuestas. Debemos todos presentarnos ante las distintas sedes de la Fiscalía General de la República, en cada ciudad del país, a pedir ser detenidos. Presentarnos en todos y cada uno de los poderes públicos y sus representaciones estatales, con la misma intención, en los cuarteles y fuertes militares, en el TSJ, en la AN y sobre todo en la Defensoría del Pueblo. Los trabajadores del campo deben llevar consigo a sus animales y así sucesivamente.


Frente a este acto de “Rendición” masiva, el régimen no podrá agredirnos ni acusarnos de nada, los militares no podrán ponernos barricadas ni dispararnos, sin incurrir en crímenes de guerra y de lesa humanidad. Los pandilleros rojos no podrán atacarnos, estando nosotros bajo la “Protección” del régimen, sin convertirse en criminales por atacar a refugiados inermes en actitud de rendición.


No daré más ejemplos. Creo que ya comprendieron.


El régimen, como en aquella guerra chino/soviética, debe ofrecernos albergue y protección, debe alimentarnos y velar por nosotros y el mundo entero estará observándolo.


La salida está en nuestra rendición



Autor:

Mensajero de la Verdad

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente reflexión mi estimado amigo.

Saludos:
Iron

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En este sitio guardo las verdades que veo y la manera como las veo. Vierto mis sentimientos traducidos en versos y opino sobre temas que captan mi atención. En otras palabras, hago uso de mi derecho a expresarme en libertad, sin coartar la libertad de otros.

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