En medio de la madrugada, amparados por las mismas sombras que agazapan a la delincuencia y el crimen, ataviados de trajes blancos, gorros y tapabocas, como si de una serie televisiva de misterio se tratara, nos quisieron vender el cuento, por cierto muy mal contado, de la exhumación de los restos mortales del Libertador.
Considerándonos, como de hecho lo hacen, como tontos o idiotizados, nos mostraron un esqueleto entero, bien conservado y flexible a contrapelo de lo descrito por muchas experticias anteriores realizadas por verdaderos científicos e historiadores, verdaderas autoridades en el tema de Bolívar y sus restos mortales.
La gran interrogante que nos queda es ¿Qué pasó con los restos verdaderos de Bolívar, dónde o a qué manos inescrupulosas fueron a parar? La pregunta, cuya respuesta fácilmente podemos inferir, nos produce una sensación como de vacío, de desasosiego e impotencia.
Pero hubo dos sorpresas en este suceso: la primera fue la que los venezolanos nos llevamos al constatar que la codicia y la locura de este régimen comunista y fracasado, no tiene escrúpulos ni límites. Pero la otra sorpresa fue mucho mayor y se la llevó el régimen corrupto: abrieron el sarcófago del hombre más grande de la América toda y, sin embargo, en su interior no cupo toda la podredumbre, la mentira y la corrupción de los rojos que, en gavilla, destrozan nuestro país.
Autor:
Mensajero de la Verdad
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